SILENCIOS
- Elia Grassi

- 23 jun
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 24 ago

Para comprender la duración de los distintos símbolos musicales, normalmente se parte de las notas y no de los silencios. Esto se debe a que el silencio es la condición básica en la que estamos inmersos, y para evidenciar la duración de un fenómeno necesitamos, por contraste, emitir un sonido. Sin embargo, si estuviésemos inmersos en un entorno sonoro constante, el silencio sería la mejor herramienta para medir la duración de un evento. Con esta reflexión, en apariencia trivial, queremos destacar que en un contexto musical saturado de eventos sonoros, el silencio se convierte en una herramienta tan expresiva como la emisión del sonido.
En la práctica, la recomendación a la hora de abordar las pausas es respetar rigurosamente su valor mediante una ejecución precisa del sonido.
Uno de los errores más comunes al hacer solfeo es interrumpir prematuramente la duración de las notas vocales, generando así una interpretación con ritmo entrecortado. En ese caso, la pausa que sigue pierde su sentido y su verdadero valor, y no seremos capaces de percibir su efecto. Para una descripción de los símbolos y sus respectivas duraciones, véase su equivalente sonoro.
Lo que se requiere en estos ejercicios es ejecutar los sonidos con precisión para interiorizar el valor de las pausas, de forma que podamos percibir su eficacia: una corchea en tiempo fuerte, si se detiene en el momento justo, puede conferir al silencio en tiempo débil una fuerza que nos recuerda el efecto de un contratiempo sonoro.
NEGRA


REDONDA


BLANCA


CORCHEA


SEMICORCHEA






Comentarios